De
la mar avanza la onda leve,
caracoleante
entre blancas puntillas,
que
la piel suave acaricia
cual
beso furtivo de las aguas.
En
ellas el olvido descansa
en
ellas el olvido se mece.
En
la arena una estrella marina
recuerda
su gemela celeste.
En
la húmeda orilla
veo
escritas palabras antiguas
que
el tiempo borró.
En
ellas el olvido descansa
en
ellas el olvido se mece.
Así
hablan las caracolas de nácar
de
todas aquellas historias,
de
todos los sueños, de todas las lágrimas
que
quedaron en su memoria.
En
ellas el olvido descansa
en
ellas el olvido se mece.
Tantas
fueron las personas
que
a ellas confiaron
amores,
amoríos y lágrimas,
suspiros
y recuerdos,
que
las aguas mansas piadosas
convirtieronse
en cuna universal.
En
ellas el olvido descansa
en
ellas el olvido se mece.
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