Pequeña
criatura sin nombre
en el
seno de su madre
dormida,
que en
esa cuna cálida
le
arrullan
los
latidos de su corazón.
Oh
pequeña criatura sin nombre
que a
la puerta de los humanos
apremias
por llamar.
Frío
es tu despertar
a la
nueva vida.
De la
tibieza del seno maternal
al agua
gélida del mar.
Oh
pequeña criatura sin nombre,
cual
pequeño pececillo de plata
aún
unido al cordón umbilical,
alevín
que buscar respirar
sin que
puedas ni vivir ni llorar.
Pececillo
argénteo
ya
flotas ante la puerta celestial
y un
reluciente ángel
con sus
alas blancas te envolverá.
A LOS
RECIÉN NACIDOS MUERTOS
EN EL
NAUFRAGIO DE LAMPEDUSA.
Octubre
2013.
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