Llueve dentro de mi,
lágrimas y lágrimas,
como si el alma se licuara
y quisiera fluir al mar.
Llueve fuera de mi
como si el gris de la tierra
y el gris del cielo
se abrazaran intensamente
en continuidad húmeda.
En la balconada,
una hilera de golondrinas
juntas, apretadas una con otra
cual negro rosario viviente,
se resguardan del temporal.
Las gaviotas quietas y blancas,
están posadas en el arenal
como si esperaran
que las nubes llorosas
comenzaran a reír.
Gris el cielo y la tierra,
gris también el alma,
esperanza del sol escondido,
las golondrinas volarán
cuando remita la tempestad.
Marcharán raudas las gaviotas
gritando su alegría sobre el mar
cuando cese la lluvia
y el color dorado reine a poniente.
Pero mi lluvia interna,
ese gris del cielo y del mar,
ese gris incrustado en el alma,
ese temporal sin calma,
ese, en mi quedará.
La esperanza se llamará golondrina
la luz diurna será blanca gaviota,
quizá ese día alguna vez llegará
ante ésta mirada mía que se angustia.
1 comentario:
Amiga, te confieso que hay que leerte para llenar el alma de poesia y quedarnos con algo tuyo, no digo mas, me enterneces , bella poesia que encierras en un numero 1875... Saludos para ti y para la casi tierra mia, Espana de mi padre y abuelos, los amo...
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