lunes, 11 de junio de 2012

UNA PUERTA EN EL DESIERTO


                    Sueño en mis noches con un desierto
en el cual hay una puerta abierta 
por donde entra leve brisa
y perfume de rosas.
Pero no es verdad, maldita sea,
no existen puertas en la nada.
En realidad no sé si lo soñé.

Retorna otra noche el desierto
ahora con una ventana, y un cielo
color  rojo sangre
y olor pútrido de muerte. No.
Mentira. No existe lugar así.
O puede que si, será un cementerio
de ideas no nacidas
de una imaginación atormentada.

Persiste cada noche ese desierto
con o sin puerta o ventana,
un arenal metido en una caja,
en un universo contraído.
Maldito sea el sueño que sueño
testarudo e insistente
araña peluda cerebral repelente.

Sueño en un sueño dentro de otro sueño
será eso quizá, un sueño malévolo
una pesadilla, una alucinación.
Tal vez fantasmagórica inexistencia
u hormiga de hormiguero ignoto
o estrella estrellada en el suelo
o rana sin su charca
o grano de arena sin arenal.

Frustración controlada en la vida
loca suelta bajo la luz lunar,
estrella, hormiga, rana, araña,
o flor crecida en la arena,
es igual.
A la mañana se verá.





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