¡Oh,
Dios Creador!
Hiciste
cosas maravillosas.
En
solo siete días
diseñaste la luna y el sol,
y
también las estrellas,
luciérnagas
esplendorosas
colgadas
de la bóveda universal.
Y
dijiste hágase
y
se hizo.
Dios
Creador
después
separaste las tinieblas de la luz
y
las tierras del mar
así
la luna blanca en él se pudo reflejar.
Y
dijiste hágase
y
se hizo.
Dios
Creador,
deseaste
cubrir la madre tierra
de
flores, árboles y verdor
y
el quinto día te complaciste
de
tan pujante hermosura.
Y
dijiste hágase
y
se hizo.
Dios
Creador,
pensaste
en animar esa maravilla
con
criaturas vivientes.
Y
peces, pájaros, gacelas, leones
elefantes,
cebras, culebras y ratones
poblaron
tu mente.
Y
dijiste hágase
y
se hizo.
Dios
Creador,
en
ese sexto día
imaginaste
unas nuevas criaturas
portadoras
de razón y libertad
que
a ti asemejaran.
Y
dijiste hágase
Y
se hizo.
Dios
Creador,
así
completaste la madre tierra
y
llena de vida estaba al sexto día
cuando
al séptimo decidiste descansar.
¡Oh,
Dios Creador!
Pero
ocurrió en los días siguientes
que
las criaturas humanas
pensaron
en usar la tierra
empleando
su inteligencia
para
destruir, matar y depredar.
¡Oh
Dios Creador!
Desde
que Caín mató a Abel
se
inventó la guerra y la destrucción.
Al
final del sexto día
comenzó
su dominio el Gran Depredador.
¡Oh,
Señor!
El
Gran Depredador por ti creado
devastó
la tierra, el aire y el mar,
los
peces, los pájaros y cualquier animal.
Dijo
destrúyase
y
se destruyó.
El
Gran Depredador por ti creado
puso
bajo sus pies el mundo y lo dominó.
¡Oh
Señor!, inventó en ese modo
la
esclavitud y las armas y la guerra,
y
el genocidio de masa
y
el gran capital.
Dijo
sométanse
y
los sometió.
¡Oh
Dios Creador!
Eran
todas buenas y bellas
las
criaturas del sexto día.
El
peor fue el Gran Depredador.
PINTURA: CAÍN MATA A ABEL
PEDRO PABLO RUBENS
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