(A mi perrito
Pippo)
No
era tu hora, amigo mío,
y
sin embargo te has ido
a
tu cielo perruno
dejándonos
desolados.
No,
no era tu hora, amigo mío,
cruel
y sin avisar llegó la Parca.
Ya
no me despertarás cada mañana
con
tu hocico húmedo y suave
en
el hueco de mi mano adormilada.
No,
no era tu hora, amigo mío,
no
puedes imaginar cuanto me faltas.
Ya
no oígo tus carreras por la casa
ni
tu ladrido agudo, festoso, intenso,
a
veces impertinente.
No,
no era tu hora, amigo mío,
recuerdame
en tu cielo perruno,
recuerdame
en tu paz de mirada mansa
entre
hierba verde y alta y árboles frondosos
morada
de pajarillos canoros.
No,
no era tu hora, amigo mío.
Que
tu grande corazón de perro
guarde
dentro de si
nuestra
última tarde vivida entre figuritas
del
Belén y bolas de colores.
No,
no era tu hora, amigo mío,
triste
será ésta Navidad con tu ausencia.
Que
tu alma grande conserve
en
la memoria, caricias de humanos
y
juegos y besos de niños,
sus
gritos de alegría jugando contigo.
Sé
feliz, amigo peludito, amigo mío
en
tu cielo de verde hierba y pájaros cantores.
11
Diciembre 2013
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