No sé si las hojas cuando caen,
desean, belleza dorada,
volar rápidas con el viento
para conocer parajes lejanos,
o tal vez lo que esperan,
en cobre convertidas,
es deslizarse por el suelo
y arrastradas por el aire,
tupida alfombra crujiente,
ser música para viandantes.
O quizá lo que anhelan,
pacientes y silenciosas
es la fina otoñal lluvia
para transmutarse lentas
en perfumada tierra.
De la tierra vinieron
y a ella volverán.
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