sábado, 31 de marzo de 2012

NIÑOS QUE MIRÁIS CON ASOMBRO




Niños que con asombro miráis
la lluvia que bebe la hierba,
preguntándoos porqué lloran
copiosas las nubes del cielo.
O que con maravilla sentís
el ronco bramido del mar
pensando en los raros monstruos
que allá abajo habitan.
O que con fascinación oléis
el aire dulce de la tarde
jugueteando con la mariposas
que, pícaras, aletean en vuestro dedo.
O vosotros que al firmamento
con pasmo alzáis vuestras manos
robando furtivos las estrellas
que escondéis en el bolsillo.
Niños y niñas cuyos ojos
sin sombra ni duda ni mentira
observan a los mayores
que en nuestra necia ceguera
destruimos lo que a vosotros
causa sorpresa y admiración.
!Oh, niños del mundo! Nosotros
somos los devastadores de cielos,
de mares, de ríos, de bosques,
de estrellas y mariposas.
Nosotros somos los monstruos
malignos cuyo bramido
sentís bajo el mar en las noches
sin luna y pesadillas.
!Oh niños del mundo! Paradnos,
no permitáis que continuemos
en la aniquilación de la tierra
que habéis apenas conocido.
Hacednos un conjuro mágico
y que volvamos a ser niños
capaces de hablar con mariposas
y guardar estrellas en el bolsillo.

miércoles, 21 de marzo de 2012

ALGUIEN APAGÓ LA NOCHE





!Qué negra es ésta noche negra!
una mano apagó las estrellas
y, pérfida, otra se llevó la luna.
Así en la noche obscura sobrevenida
la luna ya no se refleja en la charca,
lloran las ranas, y las luciérnagas,
hermanas menores de las estrellas,
tristes también se apagan.
Cuando la luna desaparecida
no se refleja más en el agua
suspiran las ranas y, llorosas,
escapan al laberinto translúcido
donde encuentran las luciérnagas
desnudas de su manto luminoso.
!Oh luces del cielo y de la charca!
Todas en la negrura desaparecieron.
En el laberinto reina la obscuridad.

sábado, 3 de marzo de 2012

EL CANSANCIO DE LA ROSA




Vas dejando de existir
despacio, poco a poco,
rosa de la vida cansada,
así tu figura apenas vista
ajada, fantasmal se intuye,
evanescente cual sombra
en un no querer más ser.
Dejaste de existir
despacio, poco a poco
así, un día tras otro.
De ti queda en el oído
apenas un susurro,
murmullo más que palabra,
que como silbo de viento
en el aire se desvanece,
esa es tu voz leve y vegetal.
Pero aún así persistes
indiferente a tu existencia;
eras rosa erguida en tu tallo
y lenta ahora inclinas la cabeza
pareciéndote a esos pájaros
que se mecen en el aire
ajenos a su voluntad.
Vives como nube leve que
suspendida en el tiempo
se borra en la distancia
o como guijarro en la playa
el cual mecido por el agua
en el mar desaparece.
Así tu te vas yendo
como si te diluyeras,
rosa marchita en una orilla
cuyos pétalos arranca el mar.
Vas viviendo pequeñas muertes
consciente de tu final
¿Cuál será tu mañana? ,
me digo contemplándote,
aún en tu evanescencia,
rosa malherida, eres bella.
Vas dejando de existir
despacio, poco a poco,
lento llegará también el día
que tu desnudez deshojada
desaparecerá en la nada.

A mi madre.