domingo, 26 de mayo de 2013

EL GRAN DEPREDADOR DEL SEXTO DÍA

 
¡Oh, Dios Creador!
Hiciste cosas maravillosas.
En solo siete días
          diseñaste la luna y el sol,
y también las estrellas,
luciérnagas esplendorosas
colgadas de la bóveda universal.

Y dijiste hágase
y se hizo.

Dios Creador
después separaste las tinieblas de la luz
y las tierras del mar
así la luna blanca en él se pudo reflejar.

Y dijiste hágase
y se hizo.

Dios Creador,
deseaste cubrir la madre tierra
de flores, árboles y verdor
y el quinto día te complaciste
de tan pujante hermosura.

Y dijiste hágase
y se hizo.

Dios Creador,
pensaste en animar esa maravilla
con criaturas vivientes.
Y peces, pájaros, gacelas, leones
elefantes, cebras, culebras y ratones
poblaron tu mente.

Y dijiste hágase
y se hizo.

Dios Creador,
en ese sexto día
imaginaste unas nuevas criaturas
portadoras de razón y libertad
que a ti asemejaran.

Y dijiste hágase
Y se hizo.

Dios Creador,
así completaste la madre tierra
y llena de vida estaba al sexto día
cuando al séptimo decidiste descansar.

¡Oh, Dios Creador!
Pero ocurrió en los días siguientes
que las criaturas humanas
pensaron en usar la tierra
empleando su inteligencia
para destruir, matar y depredar.

¡Oh Dios Creador!
Desde que Caín mató a Abel
se inventó la guerra y la destrucción.
Al final del sexto día
comenzó su dominio el Gran Depredador.

¡Oh, Señor!
El Gran Depredador por ti creado
devastó la tierra, el aire y el mar,
los peces, los pájaros y cualquier animal.

Dijo destrúyase
y se destruyó.

El Gran Depredador por ti creado
puso bajo sus pies el mundo y lo dominó.
¡Oh Señor!, inventó en ese modo
la esclavitud y las armas y la guerra,
y el genocidio de masa
y el gran capital.

Dijo sométanse
y los sometió.

¡Oh Dios Creador!
Eran todas buenas y bellas
las criaturas del sexto día.
El peor fue el Gran Depredador.


PINTURA: CAÍN MATA A ABEL
PEDRO PABLO RUBENS





viernes, 10 de mayo de 2013

LA PIEDRA EN LA SOPA

 
Duerme mi niño
duerme.
Duerme mi niño
y sueña.

Mece la madre al niño
al niño que lloriquea,
las tripas que le resuenan
de puro vacías.

Duerme mi niño
mientras hago la cena.
Duerme mi niño
y sueña.

Y la madre en la olla con agua
echa una gruesa piedra.
Sonríe el niño y palmotea
con un feliz sonrisa.

Ante la cazuela que borbotea
y el fuego que el hogar ilumina
sueña la criatura en su comida
y también la madre sueña.

Y sueñan con dorado pan
y manteca y blanca leche.
Y sueñan con sopa caliente, espesa
que al cuerpo reconforta.
Sueñan que comen ricas cosas.

Sueña, mi niño, sueña
le abraza la madre
y el niño sueña
con la tripa caliente
con la suculenta sopa.

Corre el niño corre,
con el ángel que se le lleva.
Su manita pequeña iluminada
de polvo de estrellas.

Se le lleva el ángel
a donde siempre hay caliente sopa
y las piedras son de pan
donde los niños sueñan y sueñan
para toda la eternidad.

Ya ha llegado el alba
!Oh mi niño, que sonrisa!
es hora de despertar.
!Oh mi niño, ya no estás!

Llora la madre llora
ante la cazuela vacía
y la piedra en medio al agua
y el fuego ya en grises cenizas.
 
A LAS MADRES DE SALTA (ARGENTINA)
A LOS NIÑOS CUYA CENA ES UNA SOPA
IMAGINARIA.