miércoles, 21 de noviembre de 2012

VENEZIA EN MAREA ALTA. DESPOSORIOS CON EL MAR

 


Si supieras, amiga mía,
si pudieras verla
con qué aterciopelada melancolía,
con cual dulce y húmeda suavidad
con qué sedoso amor,
el agua invade, besa, abraza,
en su marea alta a Venecia.
Viene despacio e inexorable
a acariciar la gris piedra
y la besa con su intensidad salada.
!Oh si las aguas pudieran hablar!
Hablarían a la vetusta piedra,
mientras lentas la abrazan,
de sus viejas historias,
de piratas y marineros de la ciudad,
                                          de los solemnes esponsales
de los Dogos con el mar.
Le contarían de Giacomo Casanova
y de sus fiestas amorosas y libertinas
en las antiguas casas del Gran Canal.
!Oh aguas que besan, que acarician,
que te hacen soñar
en los días de alta marea
entre el cielo y la laguna,
!Oh niebla que baja lenta!
!Oh gris algodonoso!
!Oh aguas que invaden calles,
plazas, plazuelas, casas y palacios!
!Oh, amiga mía, tanta belleza
me hace desvariar!
desposamus te, mare.
                                                 In signum veri perpetuique domini”
 
 




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